analyse de Teresita Garduño Rubio
Considero necesario un pronunciamiento de la FIMEM para construir y practicar en la escuela la ética de la equidad y la justicia social con la intención de trabajar juntos para que todos los niños, niñas y adolescentes tenga acceso a un piso parejo para poder aprender. La escuela debe abrir sus puertas y sus ventanas a la realidad para que los ojos, los oídos y los pensamientos de los estudiantes construyan sus propios criterios de juicio sobre el desequilibrado mundo que los adultos les estamos heredando. La pandemia pone al descubierto las inequidades del sistema social, los intereses centrados en el capital, la maquinaria al servicio del poder, la concentración de la riqueza en un 1% que posee el 82% de la riqueza del mundo, mientras que el 99% lucha diariamente por la subsistencia.
Imagen: L'Imprimerie à l'École.
No es sano que las nuevas generaciones crean que no existe otra realidad que un neoliberalismo capitalista, porque a la gran mayoría de las familias de una economía precaria, esa fragilidad las llevó a las calles provocando racimos de muertes en un intento de ganarse la vida. Es bueno estudiar historia y comprender sus lazos con el presente; pero es fundamental leer el presente para comprenderlo, cuestionarlo y transformarlo, reconociendo en el seno de todas las sociedades la confrontación entre las clases que tienen lo superfluo y las que carecen de lo mínimo para sobrevivir.
La escuela requiere realizar una deconstrucción y una construcción estructural que proporcione herramientas cognitivas, emocionales y éticas para que las nuevas generaciones comprendan que es urgente una transformación en la distribución de la riqueza, incentivando la lucha contra el consumismo y la reflexión sobre otras posibles realidades donde la dignidad de la vida humana sea un derecho ejercido por todos y todas y se practique la cooperación, la democracia y la justicia social en cada rincón de las aulas para que se convierta en una estructura moral para rechazar todas las formas de explotación.
Estas nuevas generaciones necesitan oponerse a todas las formas de explotación del trabajo humano y a una lucha fraterna por la justicia social, donde reconozcan que el neoliberalismo atravesado por el dominio del capital financiero no ha podido dar respuestas sociales ni políticas ante la hecatombe a la que condujo a la sociedad global, la cual es hoy realmente evidente en la crisis humanitaria que vivimos en el contexto de la pandemia. Es necesario aprender lo anterior en asambleas escolares, en prácticas de equidad en la escuela, en diálogos con otros actores sociales para reconocer que existe miseria, hambre, injusticia, explotación y desigualdad. Todo esto debe ayudar a formar la conciencia social y la necesidad urgente de la cooperación en tareas de apoyo entre grupos, familias, colonias, pueblos y naciones. Se trata de convencerse de que nadie puede tener lo superfluo, mientras haya uno que carezca de lo indispensable. Y tal vez sea el momento de releer y reinterpretar lo que Celestin Freinet, fallecido hace 70 años declaró en 1939 en el Congreso anual de la liga por la educación nueva: “Los educadores y la realización del ideal democrático”:
“No tenemos la costumbre, lo sabemos, de separar el trabajo pedagógico de todas las consideraciones sociales y políticas que lo condicionan. Sin embargo, las ponemos en un primer lugar porque sabemos hasta que punto el medio social influye de manera decisiva, para bien o para mal, sobre la infancia a la cual nosotros nos debemos, ya que ellas muchas veces anulan todos nuestros esfuerzos. Es necesario luchar la construcción de una sociedad en la cual el niño (hoy decimos las niñas, los niños y adolescentes) puedan desarrollarse al máximo, lo mas humanamente y lo más armoniosamente posible, crear el clima favorable para el desarrollo que deseamos y por el que trabajamos, es uno de nuestros primeros deberes pedagógicos. El educador consciente es primero una persona socialmente consciente y activa, que lucha en las organizaciones sociales, sindicales y políticas para la preparación de un terreno favorable al trabajo pedagógico subsecuente”.
Hasta la próxima, compañeras y compañeros.