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Petit Poucet fuit sous les bombes

Enviado por Sylviane Amiet el Mar, 31/01/2017 - 10:31

 

Pulgarcito huye bajo las bombas

Nos conmovemos viendo la imagen de Aylan, el niño sirio muerto sobre la playa turca, nos conmovemos viendo al chico recubierto con tierra y con lodo milagrosamente extraído de escombros por los salvadores, cuya mirada atónita nos interrogaba.

La conmoción dura sólo el espacio de un día, pero los niños continúan huyendo, muriendo, encontrándose en manos de los traficantes.

El horror de Alepo es posiblemente la tragedia humanitaria más grande desde el principio del conflicto sirio, con miles de personas atrapadas en el infierno mientras la comunidad internacional permanece inerte.

Las víctimas son la mayoría civiles: mujeres, niños y hombres desarmados que pagan un precio elevado en un conflicto aparentemente sin fin. Más de un medio millón de defunciones desde el 2011 y la mitad de la población forzada a salir del país y que recibe, la mayoría de las veces, una acogida indigna en Europa.

Se ha presentado este conflicto de modo simplista como una guerra de "todos contra todos" para enmascarar los intereses estratégicos y la política de las potencias en una región cuya inestabilidad es funcional para los que se enriquecen con la industria de la guerra y hacen un atesoramiento salvaje de los recursos.

Las atrocidades de Daesh, el fundamentalismo jihadiste que niega toda libertad, la arrogancia y la política militar de Assad y de sus aliados, principalmente Rusia, las ambigüedades de los Estados Unidos y de Turquía son las diversas caras de una única gran guerra, querida principalmente por las sociedades multinacionales y los potentados financieros para la expropiación de los recursos, y en el que también Italia se ve implicada en el abastecimiento de armas a los países que directamente financian el integrismo, como Arabia Saudita, en el conflicto sangriento en Yemen.

Exigimos que cese el horror de Alepo y la creación inmediata de canales humanitarios para permitirle a la población civil refugiarse en lugares seguros. Exigimos que cese la guerra, los bombardeos y las matanzas que continúan produciéndose y el fin de abastecimiento de armas. Exigimos el respeto de los derechos vitales, pedimos a la Unión Europea no ignorar la suerte de los refugiados y cuestionar el tratado con Turquía que le permite administrar los flujos migratorios procedentes de Asia hacia Europa.

Como en todas las tragedias son los chicos y las chicas quienes pagan el precio más elevado. Chicos y chicas que han resultado muertos, heridos, huérfanos, que han tenido que huir, privados de agua, sin alimento, sin acceso a la escuela a lo largo de años. Todo esto vuelve a cada uno de nosotros menos digno, marcados por la vergüenza de no saber protegerlos.

Los niños de Siria, víctimas de la Historia y de la indiferencia de los adultos, nos interrogan. Interrogan en particular a quiénes, como educadoras y educadores, buscamos a menudo las huellas de “Pulgarcito" en la historia, hallando demasiado a menudo  tragedias escondidas tales como las situaciones de los chicos y de las chicas deportados, encerrados como esclavos en las fábricas y en las minas, de los huérfanos, de las que llegan solos a nuestras costas.

La historia no deberá vernos como espectadores pasivos frente a la tragedia de los chicos y de las chicas de Siria.

MOVIMENTO DI COOPERAZIONE EDUCATIVA ( M.C.E.)

 

 

 

 

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